"A veces se cansa uno de huir -dijo Fermín-.
El mundo es muy pequeño cuando no se tiene adonde ir"
Los que me conocen sabrán que uno de mis escritores favoritos es Carlos Ruiz Zafón. He leído todos sus libros, exceptuando El Palacio de Media Noche que ya está haciendo cola en mi recientemente adquirido Kindle -del que os hablaré próximamente-. Hacía un tiempo que deseaba tener tiempo libre para leer su nueva novela, que forma parte de la tetralogía "El Cementerio de los libros olvidados" formada por La Sombra del Viento, El Juego del Ángel, El prisionero del cielo y un título que aun está pendiente de publicación.
Esta nueva entrega está ambientada en la Barcelona de los años 40/50 y regresa al intrigante 'Cementerio de los Libros Olvidados'. Los personajes principales son Daniel Sempere y el carismático Fermín Romero de Torres, de quien descubriremos sorprendentes secretos relacionados con su pasado. La historia comienza en tiempos de crisis para la librería de los Sempere, cuando un inquietante y misterioso hombre aparece allí y amenaza con desvelar un gran secreto. A partir de este momento, Daniel y Fermín luchan por descubrir la identidad del individuo, lo que hará que ambos revivan viejas heridas ocultas.
La historia de las nuevas aventuras de estos dos personajes me ha parecido bastante emocionante. Sin embargo, sólo me ha parecido intensa en ciertos momentos y episodios, especialmente los relacionados con el pasado de Fermín -cuya elección como personaje principal de la historia ha sido todo un acierto-. Los primeros capítulos de El Prisionero del Cielo son los que más enganchan pero, desgraciadamente, la historia va perdiendo fuerza a medida que sobrepasamos aproximadamente la mitad del libro.
No obstante, y a pesar de eso que dicen de que las comparaciones son odiosas, he de decir que me ha parecido mejor que El Juego del Ángel pero a su vez lejos de La Sombra del Viento. En esta última entrega se hace referencia -como es lógico- a elementos de las novelas anteriores que quizá queden un poco enterrados en el olvido, o al menos ese ha sido mi caso.
El Prisionero del Cielo es pues, una novela corta -me atrevería a decir que en exceso- que se lee rapidísimo y es entretenida en general e intensa sólo en ocasiones. Dada su longitud, es posible que se trate de otra estrategia editorial para llenar las arcas en navidad aprovechando el tirón. La cuarta parte dirá. Lo que queda claro es que, al terminar el libro, me ha quedado una sensación notable de novela inconclusa pero c'est la vie, y así es la intriga... ahora toca esperar.
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